Por qué
La IA representa una capacidad para influir y cambiar nuestra forma de vida, que en muchos sentidos significa una nueva frontera para la ética1. Por ello, desde diferentes organismos y asociaciones internacionales, se está prestando atención a este aspecto en previsión de efectos nocivos para la sociedad en asuntos tan dispares como la economía, la igualdad o la carrera armamentística. Como indica la UNESCO, necesitamos políticas y marcos normativos internacionales y nacionales para asegurar que estas tecnologías emergentes beneficien a la humanidad en su conjunto.
Adicionalmente, la IA tiende a ampliar las diferencias de género existentes: solo el 22% de los profesionales que se dedican a la IA son mujeres2. Debido a que están subrepresentados en la industria, los prejuicios y estereotipos de género se están reproduciendo en las tecnologías de la IA. En este contexto, la Comisión Europea propone una serie de medidas para incrementar las inversiones en IA impulsando así la excelencia, garantizando la seguridad y los derechos fundamentales de las personas y las empresas.
Porque una Inteligencia Artificial fiable puede aportar muchos beneficios, como una mejor atención sanitaria, un transporte más seguro y limpio, una fabricación más eficiente y una energía más barata y sostenible. El planteamiento de la UE en materia de IA3 ofrecerá a los ciudadanos la confianza necesaria para adoptar estas tecnologías, animando al mismo tiempo a las empresas a desarrollarlas.